El pasado 24 de octubre, bajo la guía experta de Amparo Rodríguez, reflexionamos sobre la importancia de la Autogestión Emocional. En nuestra cultura estamos habituados a considerar la pasión y la razón como opuestas; sin embargo, como nos dice el experto Leslie Greenberg “debemos prestar atención a nuestras emociones y darles un estatus igual al que otorgamos al pensamiento y a la acción”.
Definimos la autogestión emocional como la capacidad de utilizar el conocimiento que tenemos de nuestras propias emociones para regularlas y utilizarlas de manera estratégica. Se trabajó cómo desde el autoconocimiento se identifican fuentes de estrés, situaciones que nos lo generan y reconocimiento de emociones que cumplen una función adaptativa y que han ayudado a que sobrevivamos como especie y aportan información relacionada con nuestro bienestar.
El número 3 nos guió durante la sesión:
- Tenemos un cerebro triuno (reptiliano, límbico y cortical).
- Ante la estimulación y las experiencias lanzamos nuestro triple sistema de respuesta (pensar, sentir y actuar).
Al analizar las fuentes de estrés vimos que formaban parte de un numerador y, en la fórmula, nuestras habilidades se sitúan en el denominador. El objetivo que planteamos fue incrementar nuestras habilidades personales y en este punto situamos la importancia de la asertividad, que trabajamos de forma práctica para ver el impacto de las diferentes habilidades en nuestras emociones, nuestra adaptación al entorno y la consecución de los objetivos que nos planteamos en las relaciones en las cuales necesitamos trabajar la empatía, la comunicación y el acercamiento para entender nuestras emociones y las emociones de los demás.
La sesión se desarrolló con fluidez y gran participación de l@s asistentes que, con su interés y generosidad al compartir experiencias y conocimientos, enriquecieron el curso y permitieron ir viendo la aplicación práctica de los contenidos.