El pasado 4 de diciembre y guiados por la experta en Recursos Humanos Amparo Rodríguez, dedicamos una sesión a conocer la metodología de Solución Creativa de Problemas (CPS) mediante la experimentación práctica de las distintas fases del proyecto. Los objetivos planteados fueron
- Conocer las bases de la creatividad y la innovación para la solución de problemas
- Comprender el funcionamiento de la creatividad
- Practicar para entender y desarrollar la creatividad
- Valorar la aplicación en nuestra actividad profesional
El primer paso fue entender qué es creatividad “Habilidad para generar ideas originales que aportan valor” y, muy importante, que todos somos creativos y que es necesario volver al niño que fuimos. Identificamos las características de la creatividad (fluidez, flexibilidad, originalidad, elaboración y sensibilidad) y la necesidad de utilizar tanto nuestro consciente como nuestro inconsciente, el pensamiento convergente y el pensamiento divergente.
¿Cómo trabajamos? Desde el primer momento en equipos que siguieron todo el proceso creativo para solucionar un problema que eligió cada uno de ellos:
- Percepción: identificando objetivos, cuestionando creencias, haciéndose preguntas y focalizando los retos
- Solución: aplicando distintas técnicas creativas (brainstorming, inspiración, como si fuera…, …) y elaborando soluciones concretas y aplicables al analizar todas las ideas que habían surgido considerando su novedad y posibilidad.
- Acción: elaborando la propuesta de valor para implementar la solución y aportar valor.
¿Conseguimos nuestros objetivos?, esperemos que sí; aunque lo fundamental es que pudimos darnos cuenta de que la creatividad se entrena cada día experimentando y explorando, sin miedo al fracaso, cambiando nuestra actitud y persistiendo, aprendiendo continuamente, introduciendo cambios en nuestro contexto (colores, decoraciones, ropa,…). Sólo hay que recuperar la capacidad y deseo de ser creativos del niño que llevamos dentro, el que sigue preguntando continuamente por qué y para qué, animarnos a dejar que a nuestra mente se le ocurran ideas, a no juzgarlas y, solo después de sentarnos, evaluarlas y comenzar a trabajar en las que elijamos.