PENSAR RÁPIDO, PENSAR DESPACIO. TOMA DE DECISIONES

El pasado 27 de febrero, Amparo Rodríguez Cordero, experta en RR.H.., impartió una sesión de formación dedicada a la toma de decisiones.

En el curso vimos que en el día a día de un “mundo-opción” donde el número de alternativas y la cantidad de información asociada a cada una de ellas es tan inabarcable, cuesta cada vez más tomar decisiones con convicción y cómo la exagerada oferta de opciones resta tiempo y energía.

Se da una paradoja, la respuesta a la multiplicidad es una mayor dificultad a la hora de tomar decisiones y, en muchos casos, nos genera ansiedad.

Nos cuesta porque elegir una alternativa significa desechar infinitas, cada una con su distinta y diferenciable consecuencia.

Y nos da miedo porque nuestra mente, siempre tan precavida, va poniendo trabas ante las dificultades, nos atemoriza frente a las novedades y recuerda, exagerándolas, malas experiencias pasadas.

Aclarar que no es lo mismo una decisión difícil que una grande nos sirvió para ir aligerando la mochila del temor. Darnos cuenta de que tan importante es querer como poder o saber tomarlas, también aligera.

Pensamos que somos libres decidiendo y estamos condicionados, condicionados por el propio funcionamiento de nuestra mente (a “dos velocidades”) tan propensa a los sesgos, a las ilusiones cognitivas y tan engañada por nuestra percepción de las circunstancias. Ser (y estar) conscientes de estas limitaciones es un buen punto de partida para empezar a encontrarnos algo más cómodos. Cuando un mago nos da a elegir una carta de la baraja no sabemos dónde está el truco, lo que si sabemos (o deberíamos saber) es que esa elección ya no es libre.

Avanzando en el saber, vimos como ciertas herramientas, como las matrices y los árboles de decisión, son buenos apoyos, sobre todo para la toma de las decisiones más racionales y que siempre conviene combinarlas con lo que la intuición nos indica, pues ésta se basa principalmente en la explotación de experiencias y conocimientos adquiridos anteriormente en procesos de exploración intensiva de la realidad en la que nos desenvolvemos.

En resumen, identifiquemos alternativas factibles, limitemos el número de opciones, apliquemos un tanto de racionalidad a nuestros procesos mentales y no nos olvidemos de lo que la intuición nos sugiere, y cada una de nuestras decisiones nos proporcionará una satisfacción o, al menos, una enseñanza.

En la toma de decisiones, como en el poema de Cavafis, lo importante es el proceso (el viaje), si lo conoces y lo aplicas el resultado siempre será satisfactorio pues “aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas”

Y, por último y no por ello menos importante, durante la sesión recordamos que el punto de partida es fundamental, definir un objetivo, hacia dónde vamos marcará ese viaje.

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